Regalo del cielo Lo que más me gusta de él,
de nosotros,
es quedarme en silencio largo rato sin sentir la obligación
de decir algo, sin culpas o temor de parecer una pareja aburrida y chata que no tiene nada para compartir.
Nada de éso.
Es un placer apoyarme en su hombro y quedar allí silenciosa,
eterna,
un regalo del cielo respirar mansamente en la curva de su cuello, sentir cómo late.
Oler su cabello tibio, intuir su mirada.
Mientras
él lee, piensa, sueña, o simplemente respira
junto a mi cabeza acunada en su hombro.
Es lo que más me gusta de él,
de nosotros.
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