CUESTION DE FE
Dios no discrimina! Hermanos! Crean lo que les digo Hermanos!
El Señor no discrimina jamás, Él nos ama por igual!
Una cumbia estridente se funde en sus palabras y el centenar de personas allí congregadas alza los brazos poseídos por la emoción.
Seamos agradecidos Hermanos! El Señor está entre nosotros!
Véanlo! Aquí a tu lado, aquí nomás en el rostro de este Hermano que está parado junto a ti, aquí y ahora a tu lado!
Alabado sea el Señor! Alabado sea!
Alabado seas Señor!
Los Hermanos se abrazan, se besan mirándose a las caras, buscando al Señor en éllas. Una mujer llora desconsolada, su pecho descompasado no tiene consuelo, un Hermano se le acerca y la abraza, con un largo y fuerte abrazo, repentinamente la mujer se calma y una sonrisa le ilumina la cara.
Alabado seas Hermano!
La música cada vez más fuerte va transformando el encuentro en baile, los cuerpos comienzan a moverse “… con los brazos abiertos espero que vengas a mí…”
Un Hermano le dice a otro que la droga es una muerte en cuotas, para colmo con intereses altísimos… Los interrumpe una mujer de amplias caderas y brazos de camionero que les ofrece jugo fresco… preparado para ustedes con amor – susurra – y sonriendo da media vuelta para irse cuando de los parlantes se escucha “… de esa mujer es mejor ya ni hablar porque mejor es dejar que se vaya, que se vaya de aquí, que comience a volar, que se vaya muy lejos …” ustedes no quieren que yo me vaya, verdad?
La Rita es toda una institución allí dentro, hace tiempo ya que dejó las calles y se dedica con pasión a atender las reuniones de los sábados, mantener todo limpio y ordenado, que no falten sillas ni jugo para tomar, a la salida saluda uno a uno a sus Hermanos con un beso en la mejilla y un apretón de manos, con sonrisa cerrada que oculta la falta de dientes pero franca y espontánea. Todos estiman a Rita, tanto, que más de uno la invita a salir, élla que no, que ya no está para esas cosas…
Sigue sonando… “avísame si quieres regresar yo estaré esperando como ayer… esperando para amar, la vida pone a prueba y yo te daré otra oportunidad… otra oportunidad para amar…”
El Hermano Atilio vuelve a saludar a todos y se despide sonriente, no sin antes recordarles que el sábado próximo es un día especial, una reunión a la que nadie debe faltar porque festejan la unión espiritual del Hermano Leonardo con la Hermana Jennifer, y que tampoco olviden de colaborar para el regalo que la gran familia va a hacerles, para ello está Rita en la puerta recibiendo las colaboraciones…
“… con los brazos abiertos espero que vengas a mí…”
Hasta el próximo sábado Hermanos! y recuerden agradecer al Señor por cada día que nos regala con su inmensa gratitud y misericordia.
Alabado sea el Señor! Alabado seas Hermano!
Rita entrega lo recaudado al Hermano Atilio, acomoda las últimas sillas y apaga las luces del gran salón, él le besa la frente y se despide con una gran sonrisa como cada sábado.
Ya en la calle un último saludo con la mano abierta antes de subir a su auto, así Atilio desaparece de la vista de Rita.
Ella comienza a caminar despacio rumbo a su pensión mientras bajito tararea “…con los brazos abiertos espero que vengas a mí…” como cada sábado.
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