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viernes, 26 de marzo de 2010

collage montevideano











A media tarde,
Bar La Pasiva a un costado de la Plaza Matriz frente a la Catedral, al otro lado el Cabildo, sobre la peatonal en el corazón de la Ciudad Vieja.
Sitios antiguos, poca gente, cafés con periódicos, cervezas, chivitos.
Lluvia.
Los artesanos levantan sus carritos de maderas descoloridas, mil cajas, soguitas, alambres…un mundo a cuestas.
Y de pronto despeja.
Sin terminar la cerveza salgo.
Vuelvo a las calles, o mejor dicho, comienzo mi recorrido.
Refleja el sol en los charcos del empedrado.

Escapé de mis buenos aires buscando novedad, días de descanso con algo de diversión. Playa y carnaval tienen que ser un buen combo, pensé.
Salí de casa con lluvia, crucé nuestro río, del que dicen es el más ancho del mundo, un mar casi, pero del color del barro eterno, movidito resultó el cruce, y con demora por mal tiempo.
Ya de “enfrente”, me sentí feliz, dispuesta a dejarme sorprender en estas mis mini vacaciones tan esperadas como necesarias.
Qué año el que se fue… uf!

Chaparrón
Un balcón en lo alto, solo, al desamparo de la lluvia.
Un taxi corre cual ambulancia hacia una cita demorada…
desamorada?
Los tiempos son otros, las esperas ansiosas.
Brazos que se agitan suplicando compasión, que el colectivero frene en la parada, que el taxi venga vacío, que un amigo toque bocina y te suba a su barco rescatándote del caos donde estás parado y se ría de tu cara de morsa mojada y del charquito bajo tus pies.
Nada de eso sucede, ni el colectivero para, ni la magia de la amistad se hace presente.
Sólo sigue lloviendo, más fuerte y con más calor.
En pocos minutos todo se detendrá, como retrocediendo en el tiempo, y el sol arrasará impiadoso, dejando su huella viscosa.

alo! alo! gus
montevideo ya de noche, en un hotel muy lindo en la ciudad vieja, algo asi como san telmo, pros y contras, todo a mano pero mucho bullicio, mi habitacion cuelga sobre varios bares, mañana te cuento si pude dormir, por lo demas el lugar esta bueno, eso si, llovio casi todo el dia, sali de casa con lluvia y aun no paro del todo, espero que cambie sino va a ser un embole.
estoy en una salita del hotel con net 24 hs (sin acentos), petit hotel art nouveau remozado donde los pasillos balconean a patios internos, ubicas? muy pipi.
yo maso maso espero mañana repuntar (me refiero al animo) si sale sol ayudara, hare playa y quien sabe que mas pero seguramente sera mejor.
bueno gus gracias por saludarme, breve lo tuyo
buenas noches, bye! m
Gustavo B <…….@yahoo.com> escribió:
Buen viaje pibita, disfrutá mucho. Beso

Un folleto de Agua Salus en mis manos
de brillante papel celeste
pregona “somos 60% de agua, vos qué agua querés ser?”
además de consejos para mantenerse sano.
Somos 60% de agua por dentro y 150 mm de lluvia caída en un día por fuera,
por lo que puedo decir que estoy adecuadamente hidratada y saludable,
lástima que estoy tan aburrida que sólo pienso en comer y comer,
estoy con frío.

jelou fede
que triste y larga es esta noche…
pena amargura el dolor de ya no ser tristeza lagrimas de bandoneon larga noche todo ha cambiado volver recuerdos de ayer sombras
palabras de tango que se repiten una y otra vez sin gastarse
montevideo a la medianoche con lluvia es tanto o mas tanguera que buenos aires.
estoy en un hotel “bonito” de la ciudad vieja … por donde mires murales y esculturas muy modernosas y bien iluminadas, pero... siempre hay un pero, mi balcon da a la esquina donde cuatro bares con sillas fuera estridan la noche … que noche!
llovio todo el santo (y puto) dia, que cambie mañana o habra una alfonsina en arenas uruguayas.
sigo de bajon… para colmo este teclado, no hay acentos ni pilines…
te mando un beso, hablamos. m

No dormí. Cerca de las seis de la matina cabeceé rendida en la almohada y antes de las 9 arriba! ducha, desayuno de hotel y a la calle.
Llovizna y de a ratos sale el sol, mañana tibia y pegajosa, parecida a buenos aires. Tengo antojo de playa, al menos caminar descalza en la arena, pero la veo difícil… quién sabe, de todos modos me llevo el mate y el pareo, poraí se despeja.
Caminé por la rambla buena parte del día, llegué hasta el Buceo, y más.
Ni un alma en las playas! sin duda, no es día de playa.
Un autobús me deja en Carrasco, ni el loro!!!
Locación ideal para película de suspenso clase B o titular de Crónica TV “Asesino serial sigue atacando turistas… balneario abandonado por el terror…”.

Ay
y sigue lloviendo mas viento y mas frio, o sea peor! y yo terrribleee!!!
gracias por la buena onda gus... pero no hay grua que me levante! besos m.
Gustavo B <…@….. escribió: … ya le vas a encontrar la onda, no calentarum, conociéndote seguro que vas a descubrir algo para hacer y pasarla bien…
Paseando entro a una pequeña galería de arte, de la pared que está a mi derecha cuelgan con desgano unas fotografías blanco y negro (premisa de logro artístico?) que no me invitan a detenerme, al fondo un patiecito con un banco de plaza que refleja húmedo el único rayo de sol que llega del cielo, huele a jazmines frescos. Arrumbada entre unos arbustos veo una estatuilla de madera insinuando una forma femenina, una voluptuosidad propia de una hembra en celo, y me pregunto por qué el artista no la completó? tal vez ese sueño hecho mujer le hizo perder la razón, tal vez. Es agradable esta intimidad entre silencios verdes, me quedo allí sentada sin medir el tiempo, acaso importa?
Montevideo de noche.
Estoy borracha… 2 oportos, un par de tintos y un Manhattan bien seco. Diluvia! “… a qué hora salís? estoy en el hotel plaza fuerte acá a la vuelta… habitación 203… cuando termines…” uf! qué borrachera! qué fantasía! sigue lloviendo y no hay más que hacer sólo beber o amar o esperar o beber, qué más da.
Doblo mi folleto de Salus y escribo al dorso por costumbre.
En azul neón la esquina advierte “Bar” y unas copas en verde titilan en la oscuridad. Dentro, sólo calor y humedad. Un viejo casete patina una cumbia y el barman duerme parado.
Una rubia desteñida, de hombros vencidos y brazos rechonchos, borrosos ojos y nariz de alas anchas, suspira resignada. Sus labios dibujan arrugas en un rojo opaco como sangre seca y sus grandes y lechosas tetas desparramadas sobre la barra reflejan en la pared de espejo. La uña descascarada de su índice izquierdo rasguña el tapizado, clavándose en la cuerina bordó.
Ella huele a tabaco y alcohol, y entre dientes me dice “ay …cielo… cielito”, confundiendo el cielo con el infierno. Ante mis ojos borrachos fue perdiendo forma y color, sólo gemidos ahogados que desafinan a un cielo vacío de estrellas.
Ella buscaba a alguien que no era yo, un brillo que yo no tenía “…no soy tu cielo, nena…” pero insistió
“ay… mi cielo…cielito” … resbaló, derramó alcohol, su falda goteaba.
Y fue perdiéndose cada vez más, borroneándose frente a mí.
Una bocanada de humo la volvió azul, la tiñó de gris. Su aliento más agrio aún, repulsivo, execrable.
En la cena el barman, “mi” barman, joven morocho vestido de negro no para de mirarme, ni yo a él, sin embargo … nada, nada de nada. Siento mil miradas sobre mí … borracha … el dueño o encargado o quién sabe qué, más acorde (a mí), simpático cuarentón, me invita un trago, Manhattan bien seco le digo … uy…
mnque lumedzca le ha fa tio (ya no me entiendo la letra)…
reversos de un folleto de agua pura.
Yo no era su cielo ni su estrella ni su sueño, ni siquiera era su alcohol derramado. Sólo estaba allí sobreviviendo, desdibujándome también.
Solo allí, porque élla también estaba.
Solos …
Mi barman me sigue mirando, todo de negro y engominado, mira pícaro …
el dueño o encargado o quién sabe qué, también mira … al menos me invitó el trago, que no es poco, ni mucho. Mientras lo bebo, me deleito con su particular modo de controlar la comanda, no deja detalle al azar, el punto de cocción, la temperatura del plato, la ración justa, todo un experto. Sigo bebiendo, estoy más y más borracha cada vez. No puedo olvidarme de devolver la birome, pienso, mirá lo que pienso.
Debo terminar el trago, Manhattan bien seco, lo dije ya? por cortesía al menos, pero estoy fatal! perdí el hábito de beber, parece … él me mira … uy uy! cómo estoy diosmío! mareada susrrllente … qué? no me entiendo … el papel se termina …
pido otro? papel? trago?
tal vez lo mejor sea que no … no puedo más!
devolví la birome?
Caminé hasta el hotel, sola.

Domingo de carnaval.
Feriado de feriados, ni un alma en las calles, las palomas de la plaza no tienen qué comer, las persianas metálicas de la peatonal silban con el viento, los tachos de basura están vacíos, sin embargo es carnaval, eso dice el calendario.
Qué habrá pasado? se olvidaron? ya no hay festejos? sólo un feriado más para escapar de la ciudad, abandonada como en epidemia.
Las lluvias suspendieron los tablados y corsos callejeros, quizá esta noche haya algo en el Teatro de Verano, al aire libre en el Parque Rodó (si no llueve, claro).
… y se van llenando las gradas, como era de esperar, muchas familias.
La gente en Montevideo viste como hace veinte años atrás o más, en realidad toda la ciudad luce como de antes. No sé por qué será, si es el parate económico que la estancó y recién ahora empieza a levantarse, o es puro estilo nomás, no lo sé.
Buenos Aires es puro design y tan friendly, gay friendly, pets friendly … Montevideo en cambio, luce orgullosa sus edificios antiguos, sus plazas, sus sitios históricos, y fundamentalmente su gente, el particular modo en que se mueven y cómo se dirigen a uno, para ofrecer, preguntar o insultar, igual da, siempre muy cortés, tan… tan yoruga, hasta los botijas acá son educados, con sus tú, y el ta a cada rato, tá?, tá!, taa… tan breve para tanto sentido, nuestro che por su tá, sin duda hermanos de padres distintos.
Por fin veo una máscara, maquillajes vistosos, atuendos coloridos. Los tamboriles resuenan al fondo, negros pies descalzos al compás, torsos brillosos de sudor y purpurina junto a sonrisas inmaculadamente blancas.
Es el primer espectáculo de la noche, seleccionado entre “lubolos”, mezcla de carnaval carioca con plumas y volados entre colombinas venecianas y esclavos coloniales de las figuritas del Billiken. Todo cabe en carnaval, sobre un escenario nocturno, en un Montevideo siglo 21.
Me vendieron un ticket de reventa, 1º fila para los periodistas y fotógrafos, por error o avivada pero me viene al pelo, veo bien, estoy cómoda y nadie me prohíbe sacar fotos, todos creen que vengo de “la radio”, qué radio? …ah sí…sí claro, soy de la radio digo, y me pregunto para qué querrá fotos una radio?, a nadie le importa, soy periodista y es suficiente para disfrutar del confort de una silla plástica (en lugar de las frías y duras gradas de cemento) que otorga el pertenecer, como reza el slogan de la tan mentada tarjeta de crédito “pertenecer tiene sus beneficios”.
Llegaron las murgas y los sketch cómicos, más colores, brillos, plumas, purpurinas, estertores de cuerpos bellos, alegrías sinceras o simuladas por una noche.
De no haber llovido todo el fin de semana esta parafernalia dantesca se hubiera esparcido por las calles, los tablados o algún que otro club de barrio, no pudo ser esta vez.
La noche está muy fría, el viento de la costa me pega en la nuca, calculo sin temor a equivocarme que mañana estaré resfriada y con dolor de pecho, como mínimo, pero esta noche es carnaval y es lo único que importa!
CARNAVAL fiesta pagana por excelencia, siglos de festejos, en Europa, en América, cada lugar sincretiza a su modo.
Siga!… siga!… siga!… el baileeeee!…al compás del tamboril….

Suena ritmo dentro mío, me transporta. Golpes sordos, lejanos, eternos. Pies descalzos sobre tierra seca tumban retumban. Levantan polvo. Polvo gris. Pies negros, ásperos como rocas. Rocas hechas polvo. Todo es negro y gris. Tumban retumban. No es humo. Es tiempo, presencias, de antiguos, de presentes inalcanzables, de futuros viejos. Ruidos sordos en mis oídos reberberan en mi pecho. Mis pies cansados bailan, al compás del tiempo.
Desfila la murga ganadora, más tambores, más colores, inmensos estandartes con nombres que no conozco, piruetas, lanzallamas, todos ríen esta noche.
El show termina de madrugada con una troupe de cómicos, con chistes locales que no entiendo, hablan de políticos y famosos, de triángulos amorosos y coimas (esto sí lo entiendo).
Salgo apurada a tomar un taxi antes que el malón decida hacer lo mismo.
Llego contenta al hotel con cientos de fotos para revelar… estuve en carnaval!

La mañana está fresca pero soleada. Salgo a caminar, paso por el mercado de pulgas, nada me atrae, sigo a pie hasta la rambla.
Estoy a la sombra de una palmera en Punta Carretas, sigue el feriado y hay mucho montevideano paseando, mucho pibe, mucho perro.
Qué inmenso es el mundo cuando somos chicos, frente a mí un chiquilín baja el cordón en triciclo… qué aventura!, se engancha el piecito… ay cómo duele! llora y llora con ganas y la mano de mamá por las lágrimas, peinando el flequillo… es lo más maravilloso del mundo.
Ando con el termo bajo el brazo y se me escapó un tá.
Qué tiene Montevideo que no tenga Buenos Aires? Y me viene a la mente algo que escuché o leí, ya no recuerdo, “no hay descanso sin la certeza del encuentro”,
es cierto.

6 de la tarde, Bar Bacacay, callejón empedrado frente al Teatro Solís,
tarde de sol y buena música, es agradable estar acá.
En sólo media hora vienen a buscarme, vuelvo a casa.


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