Translate

lunes, 10 de diciembre de 2012

 
DEBUT MUSICAL
 



BAJO EL AGUA 

Llegó el día, tan ansiado como temido. Estábamos convocados tempranito para los ensayos y ajustes de último momento.
Yo vivo cerca, sin embrago el viaje desde casa fue eterno, demoré en cuanto sitio pude detenerme: estación de servicio, kiosco, panadería... quería a toda costa retrasar aquello. Pero todo llega.
Pura novedad, teatro vacío, un flaco allá arriba de una escalera acomodando “tachos” (luces), otro probando sonido, cables x todos lados y un murmullo incesante entre penumbras… “vos entrás primero”... “te parece así?”… “mirá, qué vestido va mejor?”… “rápido chicos, no se demoren”… “nnnn nnnni biri biri bí”… “concentrados por favor!” … “acá hay caramelitos de propóleo”… “me prestás tu rímel? gracias”…
Mi cabeza era un bombo, desafinado; mis temores eran tantos que llegué a dudar si tenía sentido seguir allí, sentía calor y a la vez el aire acondicionado me estaba dejando cada minuto más afónica. Mi ensayo fue apabullante, por lo malo, el pianista tocaba y tocaba y yo no entraba jamás; estaba fastidiosa parada, sentada peor, el micrófono lejos, cerca, demasiado cerca; el bombo me lastimaba los pies.
Por qué estoy haciendo esto? me preguntaba;  “tienen que disfrutar” decía Gabi, mi profe; cuándo, ahora? me preguntaba yo.
Pasaron algunas interminables horas;  todos ya listos, vestidos y maquillados detrás de aquel telón negro, tan negro como una noche tormentosa.
Llegó mi turno, quinta. Jamás miré la sala, tampoco saludé, ni sonreí siquiera. Sentada, una luz me daba en la cara, de paso iluminaba mi papel con la letra borroneado y con dobleces, “sólo es un recuerda memoria” me dije, pero clavé mi mirada en él como si allí estuvieran todas las respuestas del universo. Unos acordes del piano y comencé a cantar, eso creo, pero no lo recuerdo, al cabo de unos minutos el piano se silenció, me levanté, caminé poquitos pasos y volví a ocultarme detrás de aquel manto negro.
A partir de aquel instante, todo se confundió aún más… había cantado? si así fue, cómo lo había hecho?  nunca lo supe.
Continuó mi padecimiento por muchísimo tiempo más, hasta mi segunda entrada predestinada y nuevamente quinta. Sentía mi piel fría, sin embargo estaba muerta de calor. Tenía sed. Me demoré acomodándome  la silla, el bombo, los micrófonos, la letra… el negro pelo de Gabriela me rozó la cara, fue como una suave caricia, a lo lejos escuché  la voz de Sebastián “vamos?” y mi bombo comenzó a sonar y con él el piano y a los pocos compases mi voz.

Pero yo no estaba allí, había mucha agua a mi alrededor, celeste clara y limpia, era una gran piscina, yo buceaba desnuda, veía grandes burbujas saliendo de mi boca mientras cantaba, allí bajo toneladas de agua, sonidos ahogados que cosquilleaban en mi nariz y en mis ojos, seguí dando fuertes brazadas, cada vez más cerca de ese fondo pintado de celeste con líneas blancas, llegando al otro extremo, saqué la cabeza y escuché unos plaf plaf plausos, todos los sonidos habían sido tragados por el agua, un eoaauu uouu resonaba en mis oídos; lo miré a Seba, hizo un gesto de aprobación con su cabeza, y yo obedientemente me levanté de la silla y di unos pocos pasos hacia mi oscuro manto.
Terminó la jornada, intensa, alegre, con el placer de la tarea cumplida. Hubo fotos, felicitaciones y abrazos, nos fuimos de la mano de nuestros amigos. Al rato, pizza en mano, volví a escuchar con claridad. 

                                                 Temperley, 1° de Diciembre de 2012
 
 

No hay comentarios: