Querido
te ando extrañando mucho ultimamente,
te escribo dos por tres, eso sí, nunca envío los mails
y me pregunto, cuál es la frontera del ciberespacio?
la del recuerdo es inasible
como inasible es tu risa, ésa, ahogada por el asma,
una broma inteligente a flor de boca, un optimismo
difícil de acompañar,
la picardía en tu mirada…
querido, amigo, hoy te escribo
y me pregunto, vos, judío por nacimiento y agnóstico por convicción,
qué pediste antes de partir, tan ligero de ropas, qué? a quién?
te mando esta postal desde estas playas paradisíacas,
insomnio de viajeros
de Odiseos tesoneros
de Penélopes pacientes…
te besa,
tu amiga
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domingo, 6 de septiembre de 2009
Ellas
Estaba oscuro, sin embargo no era de noche, ni de día.
Estaba tibio, con la tibieza sutil del contacto físico,
un eco lejano de río, de aguas claras,
me acunaba.
Abrí mi ojos y las ví, a éllas, naturalezas femeninas internándose en
la espesura, cual corrientes marinas en el centro de la tierra.
Pieles tersas, luminosas, entrelazadas en sueños antiguos.
Sonrisas del recuerdo. Miradas de encuentro.
Una a una, y todas a la vez, rememoraron aquel instante de
gestación prístino, aquel momento inmaculado,
cuando la oscuridad parió la luz,
cuando la singularidad se hizo plural.
Estaban allí, éllas
y yo.
Estaba oscuro, sin embargo no era de noche, ni de día.
Estaba tibio, con la tibieza sutil del contacto físico,
un eco lejano de río, de aguas claras,
me acunaba.
Abrí mi ojos y las ví, a éllas, naturalezas femeninas internándose en
la espesura, cual corrientes marinas en el centro de la tierra.
Pieles tersas, luminosas, entrelazadas en sueños antiguos.
Sonrisas del recuerdo. Miradas de encuentro.
Una a una, y todas a la vez, rememoraron aquel instante de
gestación prístino, aquel momento inmaculado,
cuando la oscuridad parió la luz,
cuando la singularidad se hizo plural.
Estaban allí, éllas
y yo.
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