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viernes, 28 de marzo de 2008

qué hay detrás de estos vidrios?

quizá te des cuenta si amplias la imagen, quizá no
pero sólo intentarlo vale la pena
imaginar qué hay allí atrás...
hay veces que uno cuenta una historia y resulta que esa historia fue creada por uno, hace tiempo tal vez y acabás de recrearla,
o bien la vas inventando a cada instante, incorporándole sabores y riquezas a la par de los ojos de quien te escucha...
pero otras veces, contás una historia que resulta 100 x 100% cierta, sin agregados ni mentirillas...
ésta es una de esas historias:


UNA DE POLICIAS

el viernes pasado protagonicé una de "policías de nueva york" pero en bs as!
quisieron estafarme en un cajero q habían truchado previamente donde quedó mi dinero atrapado, pero en el ticket figuraba el débito (9 gambas!) como el hijoeputa del vigilante del banco (no estábamos en horario bancario) no quiso ayudarme, ni prestarme un TE para hacer la denuncia, ni llamar él, ni darme papel y lápiz para q anotara el nº... ni... ni ni... (seguro q estaba entongado con la matufia), insistí q llamara a la policía, q hasta tanto no vinieran y yo hiciera la denuncia de ahí no me iba a mover (xq sabía q ni bien me fuera... detrás mío venían a "destrabar" el cajero y sacar mi guita) y que no, tampoco el llamado, que naá...
empecé a romper todo!!! para lograr q efectivamente llamara a la policía! no sabés, primero rompí tickets, folletitos, todo papel que andaba x ahí, después con mis zapatos en mano pegando taconazos al cajero (q no logré ni mellar) hasta q me colgué literalmente de las puertas de vidrio (detrás de las cuales estaba el maldito vigilante inmutable) y a zarandearme de lo lindo cual gorila en celo... hasta q las puertas gigantes de vidrio empezaron a crujir siniestramente. recién ahi el chabón sospechó q yo estaba totalmente dispuesta (sacadísima) a romper todo y llamó a la police!
vinieron 2 patrulleros con 8 monos! y yo seguía de puro escándalo! no sé cómo no aparecí en crónica tv... q sí q no q haga la denuncia q espere hasta el lunes(!) al arqueo de caja etc etc las pelotas!
hice la inútil denuncia en banelco y otra idem con la policía allí mismo... bueh hasta ahí no había +q hacer... finalmente cuando la yuta se va, corrí a mi laburo (a la vuelta) busqué llaves chapitas elementos punzantes etcéteras y volví a la escena del crimen.... logré destrabar el puto cajero y allí estaba todo mi dinerito!!!! no fui presa de pedo sólo xq no había llegado a romper nada... pero ni los ladri, ni la police, se hicieron de mi plata!! por una tarde al menos, me sentí una heroína de cartón.



miércoles, 26 de marzo de 2008

VOLVER PARA CONTARLO

El agua es cristalina, pero no tan cálida como dicen… “las cálidas aguas del Mediterráneo”. El sol abrasa y lastima la piel, hiere los labios y las manos, el resto del cuerpo está cubierto con ropas, pero las manos están siempre ocupadas, haciendo de visera al sol, secando el sudor con las mangas, ayudando a incorporar a un compañero, dando de comer lo poco que queda, remando.
Ya hace diez horas que estamos en esta balsa y faltan aún muchas más, breve rato si estamos en casa cómodos, durmiendo o jugando con los niños, pero infinitamente eterno si de ello dependen nuestros cuerpos lacerados, nuestros recuerdos torturados, nuestro futuro.
Somos doce, ocho varones, dos mujeres y dos niños, distintas edades, pero mucho en común, pobres, negros, musulmanes. Nuestro continente nos expulsa, ya no nos contiene, morimos de hambre, de fiebres, de sida.
Fuimos afortunados alguna vez, en una tierra extensa, sabia en historia y en frutos, hoy reseca de pobreza, enferma de incomprensión, plagada de despojos.
Mis abuelos cultivaron la tierra, vivieron con lo que ella les daba, compartieron su vida en la aldea y criaron seis hijos, sólo dos murieron, los demás crecieron fuertes y tuvieron hijos, en otras aldeas. Mi padre murió trabajando en las minas, mi madre murió de vieja a los cincuenta años. Yo tengo veintidós y no quiero morir, no elegí mujer aún y me gustaría hacerlo. Mi hermana me dio un sobrino, un niño demasiado pequeño e indefenso, que murió sobre su vientre sin abrir los ojos al mundo. Ella no quiso venir con nosotros, su hombre tampoco quiso. Somos pocos los que lo intentamos.
La mujer que está a mi lado no deja de llorar desde que la balsa salió al mar, tampoco deja de rezar, no duerme, no come, sólo llora y reza. Es joven pero viaja sola, perdió a su hombre y su hijo no quiso acompañarla. Recuerda que hace mucho tiempo su hermano cruzó estas aguas, jamás supo nada de él.
Qué imagina esta mujer? Encontrar a su hermano? Conseguir un trabajo, un hombre a quien cuidar, un hogar? O ser maltratada en una lengua desconocida? Trabajar sin ver la luz del día, comiendo sobras, durmiendo en el piso. Imagina no morir en su tierra?
Nadie imagina lo que no conoce. Nadie volvió para contarlo.



martes, 25 de marzo de 2008


DECONSTRUCCION
el puente de brookling
y la esquina de broadway



tan newyorker


MUJER SENTADA


Cielo celeste pálido y un sol que apenas entibia, tarde de invierno en Buenos Aires.
Me escapo de la oficina por unos minutos, a comprar bizcochitos para el mate,
para unos mates calentitos y reparadores.
Cruzo calle Uruguay a la altura de Viamonte. Acá las veredas son bien amplias, algunos arbolitos plantados hace poco, luminarias muy modernas y bancos de madera modernos también, todo con olor a nuevo. Es parte del despliegue escénico al que estamos acostumbrados en años electorales, que de todos modos viene bien ya que embellece más aún a nuestra ciudad.
Una mujer mayor, toda élla vestida de negro, camisola negra equivocada de estación, pollera negra larga, zapatones negros y pañuelo negro cubriendo la cabeza, todo el aspecto de una mujer de los Balcanes, perdida en estas latitudes, en la zona céntrica de una gran ciudad hostil, como toda gran ciudad.
La he visto por aquí otras veces, rondando el Palacio de Tribunales, hablando fuerte para que la oigan, gritando al cielo quién sabe qué, en un idioma ajeno que nadie entiende. Siempre lleva muchos papeles en la mano, cédulas? notificaciones? de qué? Acaso la desalojaron, de dónde? Es ilegal? (élla o el desalojo?) Busca a un hijo? está perdida? Nadie sabe. Todos la miramos al pasar, todos interpretamos cosas diversas, pero nadie la entiende y nadie la ayuda.
Esta tarde fue diferente, no estaba con papeles en la mano, tampoco en la puerta de los tribunales. Sólo estaba sentada, envuelta en sus ropas negras, sentada en la vereda sobre una boca de aire del subte, sí allí sobre las rejas del piso, nada de bancos de madera sólo corrientes de aire tibio, sin duda, el sitio más acogedor que le ofreció esta ciudad.

lunes, 24 de marzo de 2008

24 de marzo de 2008
24 de marzo de 1976
32 años
entre una fecha y otra
32 años puede ser la mitad de una vida si pasaste los 60
o ser la casi totalidad de tu vida si tenés cuarentaitantos
puede ser la edad en la que vayas a casarte si todavía no cumpliste los 30
o la edad que creas ideal para tener tu primer hijo, o el segundo
para ejercer la profesión que elegiste, que tanto esfuerzo y horas de estudio te llevó
también puede ser futuro aún para quien transita su adolecencia
o una confusa dimensión de tiempo para un niño
32 años es toda una vida, siempre
aunque no se la haya podido vivir

sábado, 22 de marzo de 2008

explosión de mariposas


Alas
del tamaño de una mano
mariposas amarillas con manchas negras
baten
como murciélagos diurnos
en plena luz
de mediodía tropical
la tierra
se derrite
como chocolate
decenas de ellas en torbellino
se ocultan
entre verdes transpirados y rincones fríos
luces y sombras
el barro es lecho
de muerte
y se apodera de una
el río estalla
en gritos
caudalosos raudos caudos
allí van
bisagras de papel
presas
del viento.

Puerto Iguazú

más
COBRA





maanavar no estar solo en las distancias: home

maanavar no estar solo en las distancias: home

EXPERIMENTANDO.... home es la entrada al COBRA MUSEUM de Amsterdam
museo del movimiento COBRA (Copenague - Bruselas -
Amsterdam) expresionistas de postguerra
recopados intensos agresivos alegres coloridos
sin pelos en la lengua...

home

home

viernes, 21 de marzo de 2008

Regalo del cielo Lo que más me gusta de él,
de nosotros,
es quedarme en silencio largo rato sin sentir la obligación
de decir algo, sin culpas o temor de parecer una pareja aburrida y chata que no tiene nada para compartir.
Nada de éso.
Es un placer apoyarme en su hombro y quedar allí silenciosa,
eterna,
un regalo del cielo respirar mansamente en la curva de su cuello, sentir cómo late.
Oler su cabello tibio, intuir su mirada.
Mientras
él lee, piensa, sueña, o simplemente respira
junto a mi cabeza acunada en su hombro.
Es lo que más me gusta de él,
de nosotros.

GLACIAR UPSALA



Astillas de hielo se clavan en mi cabeza.
Son de azul profundo inexplicable de los tiempos.
Las gotas de agua en el aire hacen vapor en mi boca
si quisiera hablar no podría hacerlo.
Pero no quiero.

Integro el silencio que invade
al cielo, al agua, a la cubierta del barco y a mí en ella.
Sólo es azul los hielos que flotan
el resto en blanco y negro y grises fríos
como mis dedos.

El zoom me muestra un cormorán allá en la roca
más cerca
una gaviota con sus alas extendidas en abrazo
me sobrevuela.
Abrazo de siglos
de hielos eternos
de cuerpos envueltos en pieles
de pioneros evangélicos
de estancias ganaderas
de barcos turistas.
Soy un eslabón de una larga cadena que seguirá
surcando los hielos azules en las aguas inmóviles de frío
de este austral infinito.


“BAR” En azul neón la esquina advierte “Bar” y unas copas en verde titilan en la oscuridad. Dentro, sólo calor y humedad. Un viejo casete patina una cumbia y el barman duerme parado.
Una rubia desteñida, de hombros vencidos y brazos rechonchos, borrosos ojos y nariz de alas anchas, suspira resignada. Labios dibujando arrugas en un rojo opaco como sangre seca. Dos grandes y lechosas tetas desparramadas sobre la barra reflejan en la pared de espejo. Sus largas y descascaradas uñas rasguñan el tapizado, clavándose en la cuerina bordó. Huele a tabaco y alcohol, y entre dientes me dice “ay …cielo… cielito”, confundiendo el cielo con el infierno.
Ante mis ojos borrachos fue desdibujándose, perdiendo forma y color, gemidos ahogados desafinando un cielo cielito vacío de estrellas. Buscaba a alguien que no era yo, un brillo que yo no tenía “…no soy tu cielo, nena…” pero insistió
“ay… mi cielo…cielito”. Resbaló, derramó alcohol, su falda goteaba. Y fue perdiéndose cada vez más, borroneándose frente a mí.
Una bocanada de humo la volvió azul, la tiñó de gris. El aliento a tabaco y alcohol más agrio aún, repulsivo, execrable. Yo no era su cielo ni su estrella ni su sueño, ni siquiera era su alcohol derramado. Sólo estaba allí, sobreviviendo, como élla. Sólo estaba allí desdibujándome también.
Solo allí, porque élla también estaba. Solos.


jueves, 20 de marzo de 2008

un poco
de
color




a veces me mata la muerte, la injusticia, el dolor...
un poco de color viene bien (xq llamarán a estos dibujitos naturalezas muertas?)








IMPENSADO Si me preguntaran cómo es eso de estar arrodillado horas y horas, miles de minutos, sobre el suelo duro y arenoso…
encapuchado, sin poder respirar más que hedor, mezcla de suciedad y miedo…
si me preguntaran qué pienso mientras esto sucede…
No tengo respuestas.
Qué se puede pensar en semejante situación?
Sólo se puede esperar… esperar la orden para ponerte de pie, sentarte, acostarte, lo que sea que te permita cambiar de posición, liberar tus piernas y tu espalda del esfuerzo inhumano de estar arrodillado miles de minutos, sin moverte ni un milímetro… milímetro que separa la vida de la muerte.
Qué más se puede esperar? que te saquen la capucha y puedas respirar libremente? éso jamás, ninguna esperanza al respecto… verle la cara al verdugo es verle la cara a la muerte.
Pero siempre se puede esperar más…
un horroroso estruendo dentro de tu cabeza, un intenso calor que te invade, un zumbido te ensordece, y sentís cómo tus piernas se aflojan y caes, caes al suelo duro y arenoso, como en cámara lenta…
no estás más de rodillas… sólo muerto.

miércoles, 19 de marzo de 2008

NÓMBRAME El Opiguá explica que su historia es oral, no escrita, que él es el encargado de trasmitirla entre sus congéneres y que lo hace, junto a la palabra, con la música.
Sí, la música lo acerca a los dioses y ellos le dan letra.
Por la noche, rodeando un gran fuego que permite ver las caras de asombro y que corta la humedad de la selva, el Opiguá le cuenta a sus hermanos cómo fue creado el mundo.
El Ñanderai, les dice, el creador, no necesitó padre ni madre y se parece en cuerpo al hombre, pero es más sabio que todos nosotros y supo que solo no podría, que necesitaba de otros dioses, esposas e hijos suyos para que lo ayudaran. Para que lo ayudaran a dar vida a tantos animales que hay sobre la tierra, y en el cielo, y en el agua. A dar vida a todas las plantas, árboles y flores de la selva. A la serpiente y a la mariposa, a la espina y a la flor. Y sobretodo, lo más difícil, dar vida a los hombres, a las mujeres y a sus niños, darles una buena vida, una vida alegre y responsable, responsable de todos sus hermanos, los animales, las aves, los peces, las plantas, lo árboles, las flores…
- y de las serpientes también?
- sí, fundamentalmente de las serpientes, del gato salvaje y del ratón que vuela.
El Opiguá nunca da explicaciones, sólo respuestas concisas que dan espacio para la reflexión y el pensamiento creativo de sus hermanos, de ellos dependerá encontrar o no las respuestas correctas. Él quizá los oriente, los guíe, pero jamás les dirá si esto o aquello es correcto o no. Así cada hombre, mujer y niño, aprenderá a crecer y a ser mejor persona cada vez. La búsqueda de la verdad siempre es el mejor camino.
La historia es larga y él la contará noche tras noche, todos escuchan atentos y sólo los niños interrumpen de tanto en tanto para preguntar…
La negrísima espesura los envuelve, y sus ojos, aunque tan negros como la noche, brillan con cada chispa ígnea, multiplicando así la fogata en decenas de pequeñas fogatas, dando vida a la ronda más inmemorial de los tiempos del hombre. Hombres semidesnudos, mujeres con pechos colgantes y niños que no conocen la impudicia, formando ronda junto al Señor Fuego que les regala sus dones, su calor y su luz, pero al que hay que saber tratar, porque si enfurece, es el ser más destructivo de todos los seres de la tierra.
La oscuridad, lentamente, da paso a la luz, rosada allá al fondo sobre un cielo turquesa surcado de ramas y hojas que jamás dejarán verlo en su extensión.
Ya de día, una mujer cuenta cómo fue salvada de la muerte, o de lo que es peor aún, salvada de que su alma vagara por los tiempos sin descanso. Cómo es esto? Ella explica, el nombre de la persona es lo que la hace persona, sin él uno no existe y puede morir en cualquier momento, está desprotegido y su alma sufrirá por siempre. Ella, cuenta, de chica no tenía un nombre, nadie la había llamado con un nombre y ella temía por su muerte y por su alma, y vivió así, temerosa de todo, hasta que un día alguien le dio un nombre, la llamó son su nombre Mbé ñe mité, y a partir de ese momento ella vive feliz, sabiendo que ya es un ser que existe porque la nombran, porque si muere su alma tendrá descanso y será feliz allí en la tierra de las almas.
Hay muchos dioses, dicen, pero es uno solo. Sí, el blanco tiene su dios y nosotros los nuestros, pero en realidad es el mismo, el creador de las mismas cosas, de los mismos seres sobre la tierra, por eso, Ñaí lleva al cuello dos collares entrelazados, como si fueran uno. Uno de semillas de ñité, blancas y negras, que honran a Ñanderai, que simbolizan la vida y la muerte, la semilla negra, fértil, para la vida, la blanca, seca, para la muerte. Y una cruz romana hecha con ramitas y trenzada con finos tientos de cuero, en honor al dios del blanco, que es el mismo, insiste.
Los hombres salen a pescar, con firmes y afiladas lanzas. En el río se divierten, juegan como niños a ver quién pesca más y más rápido, corren entre las piedras mohosas sin resbalar, saltan, gritan, también se enfurecen cuando un gran pez se les escabulle, pero son habilidosos y todos vuelven con sus presas.
Las mujeres, entretanto, trenzan canastos, se despiojan unas a otras, prestan sus pechos cargados de leche a niños de otras mujeres, que ya viejas no tienen ni una gota de alimento, preparan el fuego, donde en breve los pescados serán cocidos junto a hierbas frescas de aromas intensos.
Luego algunas, las más jóvenes, cumplirán con sus deberes maritales, irán por allí con su hombre, a algún sitio alejado en medio de tanta naturaleza que los absorbe, convirtiéndolos en ramas, hojas y flores, colgando de un árbol centenario, de una hiedra gigante o de un ñapindá que los acuna entre sus raíces. Quizá de este encuentro surja un nuevo ser, al que habrán de darle un nombre, ya de pequeño, para que pueda crecer sano y feliz, ser dueño de una larga vida, que continuará, igual de feliz, en la tierra de las almas. Habrán de darle su nombre, para que a este niño no le suceda lo que a Mbé ñe mité le sucedió.
“Nómbrame madre” dijo el niño en sus entrañas, y la madre supo que un nuevo ser habitaría la tierra.





FAN
TAS
MAS







todas las
ciudades
los tienen...

esta acuarela es de fito
es bella
sutil
con poco da mucho (como él)
quienes lo conocen ya lo saben

lunes, 17 de marzo de 2008

CUESTION DE FE

Dios no discrimina! Hermanos! Crean lo que les digo Hermanos!
El Señor no discrimina jamás, Él nos ama por igual!
Una cumbia estridente se funde en sus palabras y el centenar de personas allí congregadas alza los brazos poseídos por la emoción.
Seamos agradecidos Hermanos! El Señor está entre nosotros!
Véanlo! Aquí a tu lado, aquí nomás en el rostro de este Hermano que está parado junto a ti, aquí y ahora a tu lado!
Alabado sea el Señor! Alabado sea!
Alabado seas Señor!
Los Hermanos se abrazan, se besan mirándose a las caras, buscando al Señor en éllas. Una mujer llora desconsolada, su pecho descompasado no tiene consuelo, un Hermano se le acerca y la abraza, con un largo y fuerte abrazo, repentinamente la mujer se calma y una sonrisa le ilumina la cara.
Alabado seas Hermano!
La música cada vez más fuerte va transformando el encuentro en baile, los cuerpos comienzan a moverse “… con los brazos abiertos espero que vengas a mí…”
Un Hermano le dice a otro que la droga es una muerte en cuotas, para colmo con intereses altísimos… Los interrumpe una mujer de amplias caderas y brazos de camionero que les ofrece jugo fresco… preparado para ustedes con amor – susurra – y sonriendo da media vuelta para irse cuando de los parlantes se escucha “… de esa mujer es mejor ya ni hablar porque mejor es dejar que se vaya, que se vaya de aquí, que comience a volar, que se vaya muy lejos …” ustedes no quieren que yo me vaya, verdad?
La Rita es toda una institución allí dentro, hace tiempo ya que dejó las calles y se dedica con pasión a atender las reuniones de los sábados, mantener todo limpio y ordenado, que no falten sillas ni jugo para tomar, a la salida saluda uno a uno a sus Hermanos con un beso en la mejilla y un apretón de manos, con sonrisa cerrada que oculta la falta de dientes pero franca y espontánea. Todos estiman a Rita, tanto, que más de uno la invita a salir, élla que no, que ya no está para esas cosas…
Sigue sonando… “avísame si quieres regresar yo estaré esperando como ayer… esperando para amar, la vida pone a prueba y yo te daré otra oportunidad… otra oportunidad para amar…”
El Hermano Atilio vuelve a saludar a todos y se despide sonriente, no sin antes recordarles que el sábado próximo es un día especial, una reunión a la que nadie debe faltar porque festejan la unión espiritual del Hermano Leonardo con la Hermana Jennifer, y que tampoco olviden de colaborar para el regalo que la gran familia va a hacerles, para ello está Rita en la puerta recibiendo las colaboraciones…
“… con los brazos abiertos espero que vengas a mí…”
Hasta el próximo sábado Hermanos! y recuerden agradecer al Señor por cada día que nos regala con su inmensa gratitud y misericordia.
Alabado sea el Señor! Alabado seas Hermano!
Rita entrega lo recaudado al Hermano Atilio, acomoda las últimas sillas y apaga las luces del gran salón, él le besa la frente y se despide con una gran sonrisa como cada sábado.
Ya en la calle un último saludo con la mano abierta antes de subir a su auto, así Atilio desaparece de la vista de Rita.
Ella comienza a caminar despacio rumbo a su pensión mientras bajito tararea “…con los brazos abiertos espero que vengas a mí…” como cada sábado.

CADENA DE FAVORES


En la tele veo algo que me deja congelada, no puedo sacar la vista ante tanta iniquidad.
Ubicación geográfica: predio conocido como “La Quema”, José León Suárez, Provincia de Buenos Aires.
Ubicación temporal: un día cualquiera, todos los días.
Conductor del programa: joven argentino con conciencia social, que lucha por disimular el horror que siente, la incomprensión, la desazón, mayor aún que la mía, porque a él le toca estar allí.
Son las seis de la tarde. Una hilera de chicos, alguna bicicleta sin asiento, unos carritos. Faltan minutos para la largada. Y a correr! 15 o 20 cuadras hasta las montañas de basuras eternas que destellan pudredumbre. El sol pestilente hiere las carnes y la mujer respira veneno.
Pies descalzos buscando el tesoro escondido que silenciará, con suerte, a los sonidos del hambre. Que clavará otro puñal en la herida de la humillación.
Son cientos, ejércitos derrotados, olvidados de la mano de Dios y sus representantes terrenos.
Una chapa, un cartón. Todo tiene valor. Plásticos, latas botulímicas, un calzado siempre impar, un gato muerto. El hambre devora las sobras y arrasa sueños.
Una hora, sólo una hora diaria. Ortopedia del dolor.
No es bruma lo que los ojos ven, es vaho de muerte, y lágrimas.
Comienza el regreso puntual, antes que la policía intervenga.
Algunos tuvieron suerte, otros, en cambio, se van con las manos vacías.
La imagen se detiene y yo allí con la vista empañada imaginando mis tardes que ya no serán las mismas, saliendo a la vereda a dejar mis desechos sabiendo que mañana habrá manos desesperadas revolviéndolos.
Me siento terrible por integrar esa oxidada cadena de favores.



sábado, 15 de marzo de 2008

OFRENDA


Mi boca se posó sobre la suya. Mis labios abiertos sobre sus labios, devorándolos suavemente, saboreándolos, de afuera hacia adentro, sin cerrarlos, abiertos y húmedos de deseo. Tan húmedos como mi sexo. De entre mis piernas trepaba el propio Eros con su aroma inconfundible. Nos besábamos con los ojos abiertos, nuestras miradas brumosas de tan cerca, no queríamos perder detalle. Seguimos besándonos sin pestañar, sin respirar casi. Nuestro aliento se fundía en uno solo, en un soplo de sexo entre la vida y la muerte. Su lengua se posó sobre la mía, recorrió mi boca, mi paladar, hurgó hasta encontrar mi lengua nuevamente y danzaron entrelazadas con sus puntas ágiles y temblorosas. Beso húmedo de deseo inconfesable de los días, de las noches, de sueños ardientes de noches eternas. Sus manos comenzaron a recorrer mi cuerpo, con determinación y dulzura. Primero sujetó mis hombros, los llevó hacia él, contra su cuerpo, sostuvo firme mi pecho junto al suyo en un solo latido. Luego deslizó sus dedos por mi espalda hasta la cintura, allí presionó una vez más y mi pelvis se unió a la suya y el calor de ambos se fundió en un fuego tan ardiente que ni el mar de las estrellas podría apagar. Sus dedos siguieron recorriéndome. Sus manos acariciaron mis piernas, rodeándolas por fuera y por dentro, con una leve presión las abrió y fue dejando lentamente mi sexo al descubierto. Mi sexo que suplicaba ser besado, que aguardaba hacía siglos su boca, esa lengua que recorrió mi lengua y que ahora besaba estos otros labios tan húmedos y ardientes como aquéllos. Sus ojos seguían abiertos, jamás dejó de mirarme, ni yo a él. Mis piernas abrazaron su cara y mis pies en su espalda resbalaban transpirados. Mi pubis fue mi ofrenda, mi cuerpo quebrado de placer se agitaba, se acercaba a su boca y se alejaba, lo buscaba y lo rechazaba seduciéndolo con su vaivén. Sus dedos delicados entraron en mi cuerpo ávidos de deseo, me acariciaron por dentro, me prepararon para recibirlo, a él, completo, con su sexo erguido y caliente a punto de estallar, con sus nalgas apretadas aguardando el instante sublime, el triunfo de las formas, la cavidad perfecta. Comunión de los dioses y los demonios. Todos los fluídos en uno. Un alarido de gozo y una carcajada silenciosa fueron los sonidos del amor. Luego el silencio gobernó el espacio y un rayo de sol brilló en nuestro sudor. Un acto inmemorial acababa de consumarse.


NUEVA YORK ... siempre nueva york





no


es


el
juego
de las diferencias ... pero se parece...
sólo una pregunta: cuál es la foto y cual la pintura?
o mejor aún...
una es foto y la otra pintura?

viernes, 14 de marzo de 2008

Un jilguero


El agua viene bajando, trae lodo.
No hay qué pescar, no hay qué comer.
Isabel se arremanga los pantalones y descalza camina por las piedras, hasta allí, donde el río tuerce y forma una pequeña pileta, se inclina y comienza a lavar sus ropas.
Ropas de niños y niñas, pequeñitos y no tanto, ropa de mujer adulta también, pero ninguna de hombre.
La faena le lleva casi tres horas, dos o tres veces por semana, verano e invierno, con sol o con nubes, sólo la lluvia le impide el ritual.
El río baja turbio, no es mucho lo que puede lavar, sus aguas oscuras tiñen las prendas claras, el pobre jabón no hace espuma, menos aún perfuma.
Friega sus ropas contra las piedras, las enjuaga, las escurre, las vuelve a enjuagar y nunca quedan blancas.
Isabel no canta mientras lava, sólo lava mientras sueña. Utopía luminosa, frescos blancos la envuelven, linos suaves con olor a rosas.
Canta un jilguero, y el marrón río enlodado se arremolina en sus piernas.
Jamás cae Isabel, sólo friega mientras sueña.
con éllos también
hay un antes y un después









mis niños peludos,
pulguientos y adorablemente compañeros

LONDON WAYS




tea time
future
ENCUENTRO CON EL DIABLO

Un amigo me preguntó:
- si te encontraras con el diablo, qué le pedirías?
Pensé un poco, le pediría más tiempo para ser feliz, dije.
- no, así no vale, tenés que pedirle algo concreto que te haga feliz.
- pero yo quiero ser feliz a mi modo, no quiero que nadie me diga cómo, y menos él, así que no, no le pediría nada al diablo, y punto.
Ahí quedó todo, cambiamos de tema, y al rato nos despedimos.
Sin embargo, me quedé pensando. Si estaba tan segura de mi respuesta, por qué dudaba? Quizá mi respuesta había sido la "correcta", la debida.
Al fin, encontré lo que buscaba. Si me encontrara con el diablo, pensé, le pediría que por favor no vuelva, porque no podría rechazarlo dos veces.

jueves, 13 de marzo de 2008


maanavar no estar solo en las distancias...




amigos

imprescindibles
lejanos pero cerca


muy cerca














miércoles, 12 de marzo de 2008


Niña madre

Un llanto despabila al silencio, lo perturba.
El aire es caliente y la noche traspira, el cuerpo de la niña también. Surcos salados bajan por su cuello, prendiéndose al pecho que palpita dolor en lo oscuro.
Entre tronco y tronco la pared deja entrar hilos de luz de luna, de ellos se desprenden todas las visiones, una mesa cuadrada, dos sillas rudas, unos tarros, latas, la palangana azul, que ella sabe que es azul sin distinguirlo, la cunita que se achica noche a noche, que importuna, que reclama.
Su cama, la de ella, donde yace junto a un cuerpo que exuda años, años sí pero no experiencia, hombre que no aprendió cómo tratar a una mujer, a una mujer tierna y nueva en las prácticas del amor.
Este macho duerme calmo, sin conciencia, sólo de tanto en tanto silba su pecho el cansancio de la jornada y sus manos se encrispan en puños que golpean fantasmas. Todas sus noches son así, todos sus sueños, pesadillas.
La niña intenta una vez más, intenta apaciguar sus latidos, que su corazón ceda paso a la calma y sus lágrimas se sequen en su cuello sin dejar huellas.
Noche a noche lo intenta, sin lograrlo. Noche a noche su llanto se coagula, se adentra en la espesura del monte que la rodea, la abraza, la asfixia.
Perlas líquidas iluminan sus pechos turgentes, remolinos de sudor y leche, leche tibia que calma otros llantos, los de la niña, esta vez, la más pequeña.

ASÍ ES ESTO

ASÍ SOY YO

ASÍ ES COMO TODO SE MUEVE

VIBRA

VIVE



INTERTEXTUALIDAD

Una semana cargada de tiempos ocupados, repleta de tareas. Mi cabeza se llenó de imágenes, voces, sonidos, colores, ruidos molestos, textos, palabras, ideas, más ruidos molestos, noticias de aquí y de allá, malas noticias, alguna buena también filtrada por ahí, más, trabajar, viajar como animal y siempre llegar tarde, comer rápido y mal, con dolor de cabeza volver a viajar, hacer el amor a la mañana, barrer, lavar ropa y cocinar a la vez, leer, ver el noticiero, escuchar, pensar, dormir, soñar?
Una semana larga y fugaz a la vez. Murieron de viejos un par de famosos del cine y unos miles ignotos murieron de hambre. Una beba revivió en la morgue pero falleció de frío poco después. Marchas y piquetes reclaman mejores transportes, el sistema está colapsado – dicen -- y cortan avenidas y autopistas para hacerlo más evidente. Vuelvo a llegar tarde al trabajo, me voy de noche, noche fría como pocas. Qué le pasa a Buenos Aires? No nos quiere más, nos expulsa con sus ruidos, su suciedad, su caos, y ahora nos mata de frío con un invierno polar para el que ni nosotros ni élla estamos preparados. Qué te pasa Buenos Aires, no nos querés más?
Escucho Soledad de Piazzolla y siento el calor de Buenos Aires, era aquélla otra Buenos Aires? o la distancia desde la que compuso Piazzolla la llenó del calor de la nostalgia? Esta tarde escucho Soledad y tampoco estoy sola.
Mi perro mordió a un cusquito de la calle, lo agarró del cuello y no lo largaba, el cusquito gritaba y lloraba de miedo y de dolor, y seguramente de bronca también, por ser más chiquito y desvalido, y por haber asomado su hocico despreocupado y curioso frente a mi puerta. Me costó separarlos, me duelen las manos y aún tengo mechones de pelo en ellas, el corazón me palpita fuerte, muy fuerte, como si yo hubiera sido atacada. Se asomaron curiosos los vecinos y al ver que sólo eran perros, volvieron a sus casas despreocupados, como el cusquito.
Un locutor de radio habla de hipertexto, refiriéndose a su modo de decir, muchas cosas, superpuestas, sobrentendidas y otras no tanto, varios lenguajes a la vez, varios sentidos. Y el que escucha, bien gracias, escucha lo que puede, lo que quiere, lo que más le suena, por conocido o desconocido, por vulgar o atrevido, insólito o cotidiano. Qué tiene de insólito que la gente muera? de hambre, de frío, de enfermedad, de vejez, lo mismo da. Qué tiene de atrevido el corte de la 9 de Julio del jueves, o el del miércoles? Se le descubrió una nueva luna a Júpiter, está a la vista de todos su foto en internet, de todos los millones de internautas que somos una mayoría en el montón de las mayorías (como una luna de tantas en un planeta de miles). En un canal cultural pasan a la medianoche entrevistas a Sartre de hace cuarenta años, dos horas de duración, y yo allí congelada escuchándolo, pensando junto a él, me acuesto a las dos de la madrugada y mañana a las ocho arriba, como siempre, mientras la pava hierve yo me ducho, mientras me visto comparto una galletita con queso con mi perro, me abrigo bien, hace más frío que ayer, quizá es la sumatoria de fríos. Se suman los fríos? Se puede tener más frío antes de morir? Se puede tener más hambre antes de que se cierre para siempre el estómago? Se puede tener más placer después de hacer el amor por horas? Como un niño de seis años, pregunta a las preguntas, por qué pregunta? Querer saber, conocer más, nos acerca a la felicidad o nos hace más tristes?
Pero hay quien tiene respuestas para todo. Volvieron a acusar a un escritor conocido de plagio, ya va por veintitantas acusaciones, y algunos prestigiosos académicos lo defienden argumentando que vivimos en un mundo hipercomunicado donde es imposible no saber qué le pasa al otro (?), donde todo se conecta con todo, lo que se dice, se piensa, se escribe, está al alcance de todos y es para todos, es público, por lo que transformar textos de otros en propios no es una lisa y llana falta de ética sino un creativo ejercicio de intertextualidad (pobres Foucault y Derrida).
Si de todos se trata el todo, qué hay de cada uno? de mí, de vos, mi nosotros, tu yo.
Fui al teatro el jueves, una obra sobre la persistencia del dolor, el desgarramiento de la pérdida que lleva a la venganza y con élla a un dolor mayor. El disparador de la obra fue un hecho real, los rusos masacran un pueblo checheno y un comando checheno ataca una escuela rusa y toma rehenes para hacerse oir, el ejército ruso mata a 300 niños y madres rusas para capturar a los insurgentes chechenos, todo es muerte, odio y desolación. Lloré en mi butaca, la señora que estaba a mi lado también. Qué nos unió en ese momento, una Rusia lejana, una madre despojada de su hijo, un dolor de humanidad? Quizá sea que todo se comunica con todo.



TREGUA


El sueño se repite una vez más. Despierto agitada y con la garganta seca, un leve dolor en el estómago y las manos acalambradas de tanto apretar. Sólo es ansiedad, sólo eso. Aunque también es deseo, y es recuerdo. Vuelve siempre la misma imagen, aquella escena imborrable de una noche calurosa en el Nilo.
Él está sentado a un costado, casi enfrentado a mí, con su pierna derecha doblada sujetada entre sus brazos y su pie descalzo sobre el almohadón, sumergido con todo su peso en un verde satén, tan bello y moreno que incita a acariciarlo, al pie, y a él también. Hablaba bajo y arrastraba las palabras, casi un susurro, sin dejar de mirarme con sus negros ojos asomados al borde plateado de sus lentes, mientras lo hacía jugaba infantilmente con los dedos de su pie. Este pequeño gesto me distraía de lo que él decía y a la vez me atraía hacia él de un modo inexplicable. Ese color moreno aceitunado de su piel contrasta mágicamente con el blanco inmaculado de su shilaba, su pie delgado, de dedos largos y uñas cuidadas, casi femenino, y a la vez, tan irresistiblemente seductor. Siguió hablando, no recuerdo sobre qué, y yo respondía y mientras lo hacía imaginaba a ese hombre entrando a hurtadillas en mi camarote y cerrando con llave tras de sí.
Lo tengo cerca, tan cerca que me llega su calor, la tibieza de su cuerpo me roza y mi piel se eriza como si me hubiera acariciado. Deslizo la shilaba por su cabeza y sus brazos extendidos hasta dejar su torso desnudo al descubierto, apoyo mi cabeza en él y deseo con todas mis fuerzas que este instante se eternice o que, mejor aún, se repita una y mil veces hasta el fin de los días, que todas las noches de mi vida él entre en mi cuarto, cierre la puerta detrás suyo y se deje desnudar como un niño indefenso y a la vez deseoso de ser acariciado, que yo descubra lentamente su cuerpo apenas brilloso por el sudor, sus músculos levemente dibujados y su torso lampiño como el de un adolescente, sin serlo. Bello contraste entre lo viril y lo femenino que me seduce e inquieta. Bajo su shilaba sólo su piel, todo él desnudo frente a mí, vulnerable y triunfante a la vez, vencedor y vencido. Mi ropa comienza a caer una a una hasta quedar mi piel junto a la suya. Sus manos comienzan a recorrerme seguidas de sus labios, secos y cálidos en un comienzo, transformados en una boca húmeda y devoradora luego. Un destello de luna se filtra por la ventana y el reflejo del río ilumina su cara, por momentos plateada y en otros profundamente oscura como la noche. Susurra algo en mis oídos, no entiendo las palabras que dice pero no dudo del sentido. Soy su mujer por una noche, miles de kilómetros se acortan a la precisa distancia del largo de nuestros brazos y nuestras piernas. El idioma no es un impedimento para comunicarnos, al contrario, nos libera para decir todo aquello que sentimos y deseamos sin prejuicios ni tapujos. Nuestros dioses acordaron tregua por unas horas liberando a estos cuerpos para que se fundan en uno, místico y profundo, espiritual y carnal a la vez, sin importar dogmas ni odios. Sólo la vida domina en el cuarto. El deseo y la pasión por vivir más y mejor, por vivir por el otro y por uno mismo.
La claridad es mayor, amanece. Un reflejo rosado tiñe las aguas y él se levanta despacio, desliza su vestido por la cabeza y como en cascada su cuerpo se cubre de blanco, los destellos de su río juegan en sus ojos y en sus manos.
Nos vemos luego le digo.
In-sha Alá responde.

hoy se fue mi amigo, un buen amigo
supo ser compañero de muchos, afectivo, contenedor
y siempre
siempre
un chiste en los ojos
y su sonrisa ahogada por el asma
chau yoryi
t quiero
t voy a extrañar

martes, 11 de marzo de 2008


HOY ES MI CUMPLEAÑOS

EL NACIMIENTO Y LA MUERTE

SE FUNDEN

LA ALEGRIA Y EL DOLOR

LA BONDAD Y EL HORROR

soy clase'63

como muchos de uds

una niñez hermosa

un secundario complicado violento injusto doloroso

hasta una guerra...

una madurez copada tranqui

parejas niños amores...

FELIZ CUMPLEAÑOS A TODOS LOS Q CUMPLEN HOY!

A LOS Q CUMPLEN ESTE AÑO!

A LOS Q AÚN SIGUEN CUMPLIENDO!

besos a todos

los quiero

marcela


CLASE '63

Al abrir los ojos, un silencio de muerte me invadió. Nada se movía a mi
alrededor.
La quietud era profunda, tanto que hasta mi corazón parecía detenido. Sin
embargo latía, lenta, muy lentamente, pero latía. Ese pequeñito movimiento
me diferenciaba del resto.
Moví mi cuello y concentré toda mi energía allí, suficiente para elevar mi
cabeza por sobre mi cuerpo, semi enterrado en el lodo. Lo que vi me dio
náuseas. Decenas de cadáveres me rodeaban, cascos, cabezas, botas, manos,
fusiles. Hacía frío, mucho frío.
El olor a sangre nadaba entre el barro y la confusión. Comencé a sentir mi
cuerpo por partes. Moví los dedos, me dolían, una mano, la otra, mis
piernas en cambio pesaban toneladas, a pesar de mi esfuerzos, logré
moverlas sólo unos centímetros, el dolor fue intolerable, creí que
perdería el conocimiento, pero no, allí estaba lúcido, o al menos vivo, en
medio de semejante pesadilla.
El bombardeo de la noche anterior había sido el más intenso de todos los
que soporté en esa isla. El cielo se llenó de destellos durante horas,
blancos como plata en medio de llamaradas naranjas. De a segundos todo
aparecía ante mis ojos, como sucesión de relámpagos, luego explosiones
ensordecedoras, tras éllas, oscuridad y gritos, y nuevamente, las luces en
el cielo. Este espectáculo siniestro duró toda la noche.
Debo haberme desmayado, no sé por cuanto tiempo. Ya es de día, y el
silencio me aterra más que el combate. Mis labios están tan secos que son
uno, al despegarlos siento mi sangre pastosa que sabe a lodo.
Alguien susurra cerca mío y me sobresalto, me dice que no me mueva, que me
quede muy quieto y en silencio, que simule estar muerto y así evitar que
me disparen. Quiero preguntar qué está pasando, y quién me habla, pero no
me animo y obedezco inmóvil.
Después de unos minutos, que podrían haber sido horas, escucho voces,
hablan entre sí a los gritos, pero no entiendo lo que dicen. Por un
instante me olvido donde estoy y me veo hace un año atrás discutiendo con
mamá porque de nuevo me llevé inglés en el colegio. Qué útil me sería
ahora entender lo que está pasando.
Una vez más la voz amiga me dice que no me mueva, que en poco más habrá
terminado todo.
De repente, la sombra de un hombre cubrió mi cuerpo, cerré los ojos, “que
sea lo que Dios quiera”, pensé.
Y Dios quiso, veinticuatro años después, sigue en mi mente aquel día, y
una sombra de horror me paraliza cada vez que cierro los ojos.

Junio de 2006.




lunes, 10 de marzo de 2008

Un ángel
Una luz azul cae del cielo. Y allí aparece élla, casi un ángel.
El escenario se ilumina y su vestido blanco resplandece, de satén brillante que besa sus curvas, largo ruedo que acaricia el suelo al compás de sus pasos.
Un piano comienza a sonar y su cara se ilumina, con su mano enguantada corre su cabello hacia atrás y con gesto altivo comienza a cantar. Su voz es un susurro que invita a seguirla, a no perder su rastro, seguir sus gestos, sus manos, su mirada. Cómo no hacerlo? si es un ángel que bajó del cielo, dispuesto a complacer a todos, a realizar fantasías eternamente soñadas…
La melodía sube de tono y acelera el ritmo, unos platillos vibran y la luz fría se torna naranja, de repente su cuerpo se contorsiona y su vestido parece incendiarse, y élla con él.
Primero un guante luego el otro, caen sobre las butacas, la sala trepida entre gritos y aplausos. Y el ángel perverso sigue su rito. Un golpe de platillo, silbidos… cae un bretel. Otro golpe, más silbidos, más gritos, aplausos… el otro bretel. El piano sigue tocando y élla cantando, nadie la escucha, no importa ya. La luz disminuye, y en la penunbra el blanco vestido derrama en cascada. Un bello cuerpo perlado desafía las miradas, sus pechos firmes, orgullosos, se contonean al compás de un piano inaudible.
Sobre el piso, un vestido solitario, junto a él, un ángel.

maanavar no estar solo en las distancias

maanavar no estar solo en las distancias

vínculos.... vincular... vinculante ...vinculado ....
me perdí
nada figurativo...
me perdí en serio!
quiero subir música a este blog para q escuchen algo copado mientras leen chusmean escriben... pero las "ayudas" q me dan LOS BLOGGERS son inentendibles! para mi limitadísimo conocimiento
también quiero vincularlo con otros espacios...??
en fin, ah! y poder combinar las imágenes con los textos a mi manera...?
ALGUIEN PODRÁ AYUDARME???? EN UN LENGUAJE SIMPLE
NERDS ABSTENERSE!
GRACIAS AMIGOAS!!!



CORTEJO FUNEBRE

Qué piensa el chofer mientras traslada el féretro?
las mismas pavadas que cuando lleva a sus chicos a la escuela?
que está por vencer la patente del auto, que en el próximo franco va a pintar el portón, el bife de chorizo que se comería – si no fuera porque el doctor se lo prohibió porque tiene la urea alta – y que le hace agua a la boca…
tal vez siga pensando mientras su mujer le cuenta qué le dijo Susana, la vecina, ayer a la tarde.
O piensa en la muerte? en la trascendencia? en que sólo somos carne?
Alguna vez se familiarizará con el dolor de la muerte?
A Juan Carlos, el chofer de la funeraria, no le es indiferente llevar a sus hijos a la escuela, tampoco le cicatrizan los rostros consternados de los familiares.
Descubre en sus hijos algo nuevo cada día. Que crecen un poquito cada vez, que le cuentan cosas que él no sabe, que no supo nunca, que usan palabras nuevas, que se preguntan cosas que él jamás se preguntó de chico. También preguntan por la muerte y cómo es eso de llevar muertos en el auto…
Qué le cuenta Juan Carlos a sus hijos, lo que ve en los ojos rojos de los deudos?
Nunca habla con los familiares, está prohibido… ningún comentario, ningún pésame, ninguna sonrisa, nada que transforme ese viaje de Caronte en un tránsito sencillo, natural, inevitable.

En otro tiempo

Llegué junto con la lluvia. Era un barrio alejado, mal iluminado y con calles que se inundarían en breve. En la casa había poca gente, sólo se oían algunos murmullos. Lo usual en estos casos.
Ubiqué sin problemas a los familiares. Eran tres, de pie en un rincón, con vasitos de mate cocido en sus manos y huellas de cansancio en los rostros. Cansancio que no impidió que me recibieran con una sonrisa. Hubo intercambio de saludos, condolencias, lo habitual. Todo transcurría como era de esperar.
Los que llegaban, con gestos consternados, sinceros o fingidos, vaya una a saber, saludaban a los familiares, se quedaban un rato en silencio, un tanto alejados pero visibles, como quien no quiere estorbar pero a la vez quiere ser percibido, quiere que se recuerde su presencia, aquel día, en aquella situación. Quién sabe, quizá quieran garantizar una retribución algún día. Luego de un tiempo, que consideran prudente, saludan nuevamente y se retiran, ya para no volver. Como harán los demás al entrar la noche. Esa será mi oportunidad, la posibilidad de conversar tranquilamente con los familiares, de poner fin a la entrevista que comencé hace varios meses, de darle final a una historia que lleva años.
Los familiares, como ya dije, son tres. Una madre, una hermana, un sobrino.
La madre, una mujer humilde, de vida de trabajo, manos ásperas y espalda vencida. De pocas palabras, las justas, no conoce de vacilaciones. Por élla supe que su hija fue una mujer alegre, que vivió intensamente, con la felicidad que da la convicción. Supe también, que tuvo una infancia de ausencias, un padre que falleció joven, en un accidente en la fábrica, y esta madre que tuvo que trabajar día y noche, fregando, cocinando y cuidando niños ajenos, para intentar, sin lograrlo, cubrir las necesidades de esa niña, y de una más, aún más pequeña. Esa hermana que hoy está de pie junto a mí, ofreciéndome un sorbo tibio de su taza y apretando mi mano con la suya. Que crió un hijo siendo soltera y muy joven, quizá demasiado joven , que hoy es una mujer madura, algo tímida pero cariñosa, que posee una generosidad sin límites, casi inexplicable cuanto más sabemos de su vida, crecida sin padre, sin madre, sin esposo y sin hermana, pero con un hijo, un muchachito ya, que es la luz de sus ojos, por quien es capaz de dar lo que no tiene, de inventarlo si es necesario.
Ese jovencito que está a su lado siempre, cuidándola, apoyándola, como hoy, aquí, atento a todo y a todos, con esos ojos claros pero de mirada profunda, franca. Dicen que se parece a su tía, de ella heredó el sentido del humor, y el sentido de la solidaridad, ese sentido tan especial que no reside en ningún órgano, que se siente en todo el cuerpo, que compromete al corazón y a la mente, y que sin él la vida es un sin sentido. Cuando habla de su tía, lo hace como si la hubiera conocido, como si hubiera compartido días y noches con ella, largas horas de juego, paseos por la plaza, vueltas en calesita, actos de colegio. Sin embargo, ella desapareció antes que él naciera, en una noche lluviosa, como la de hoy, de un barrio humilde, parecido a éste. Pero en otro tiempo.
En un tiempo de sueños, de sueños posibles con ojos abiertos, que pronto se convirtieron en vidas sin sueños, en noches de pesadillas, sin horas, sin tiempos. En esperas, en ausencias, sin respuestas.
Respuestas que aún hoy seguimos buscando, que intenté encontrar al comenzar aquella entrevista y que permitirían descansar en paz a los vivos y a los muertos. Respuestas que hacen posible, en una noche como hoy, velar un cuerpo.


24 de Marzo 2006


El cuerpo de Antropología Forense, luego de haber exhumado varias tumbas NN, acaba de confirmar la identidad de dos mujeres que se hallaban desaparecidas desde febrero de 1977...”

domingo, 9 de marzo de 2008

y esta damita?
tendrá algo q ver .... con quién

quién será?

está enojado o simplemente desconfiado?
será un amigo?...
no parece
MORENITO

Rosalinda tiene la cara hinchada de tanto llorar y los dedos duros de tanto apretar su falda, esa falda que delata largas horas de espera en un duro banco de plástico al fondo de un corredor ventoso y mal iluminado de la Central de Migraciones.
Johnathan duerme ovillado justito a su lado, su cabecita roza sus nalgas, su cabello brilla azabache y sus manitos rollizas lucen más oscuras aquí dentro. Ajeno a todos los maltratos, duerme en paz, como un angelito negro.
…morenito guatemalteco duérmete ya mi niño, duérmete ya…
Rosalinda Hernández de González, viuda de González, no comprende qué sucede.
O sí comprende, comprende que ha quedado sola, élla, Rosalinda viuda de González, con su hijito de dos años, Johnathan Gualterio González, dormido en su regazo.
Pasaron ya cinco años de la vez que ella estuvo aquí, aquí mismo en esta Central de Migraciones, imaginando un mundo de oportunidades, un trabajo digno, una casita sencilla y luminosa para ella y su marido Gualterio Enrique González, joven de 23 años, élla apenas mayor de edad, 21 recién cumplidos, casados un año antes en su Jalapa natal. Llegaron con una valija cada uno y un montón de paquetes con chucherías y cosas ricas para sus parientes y amigos, paquetes que tuvieron que abandonar en un mostrador gastado de esta Central de Migraciones, “por seguridad nacional” les dijeron.
Rosalinda y Gualterio viajaron lejos, largos días de autobús hasta el centro de este gran país, que sería desde entonces “su” gran país, tan vasto como jamás hubieran imaginado. Días y noches de carreteras vacías, sólo camiones y luces en la noche, moteles al costado de la ruta, y un inmenso desierto frente a éllos. Desierto que aniquila los miles de verdes húmedos de la selva guatemalteca grabados en las pupilas de estos jóvenes enamorados, desierto que los asfixia con su calor seco y polvoriento.
En medio de esa nada vieron cómo se alza una ruidosa ciudad escandalosamente iluminada, neones por horizontes, carteles sonoros, hoteles y más hoteles con torres y cúpulas de cristal, rodeados de jardines y lagos de fantasía semejando europas de bijouterie, limusinas blancas trasladando a enriquecidos cowboys de un día, y gentes borrachas de tristeza o alegría – lo mismo da – abarrotando las calles calurosas de ese oasis de la fortuna.
Allí sólo pasaron unas horas, aguardando el cambio de autobús que los internó aún más en la oscura noche del desierto, profunda oscuridad sólo interrumpida por las explosiones naranjas de los pozos petroleros que jamás descansan, día y noche digitando las bolsas de valores del mundo entero.
Después de siglos de haber abandonado Jalapa, se encontraron con Merceditas y el tío Ramón, el menor de los hermanos Hernández, en un abrazo con sabor a tortilla de frijoles entre lágrimas y sonrisas.
Todo comenzó a cobrar forma y color. Gualterio consiguió trabajo en el frigorífico junto a Ramón y Rosalinda ayudaba a su tía con las tareas de la casa, que compartieron un tiempo hasta que la parejita pudo rentar un departamento en el mismo barrio.
Los recuerdos vienen a la mente junto con las lágrimas, lágrimas de dolor, de temor, de desencanto...
... duérmete ya mi niño, duérmete ya.
Al fondo del corredor, una puerta se cierra estruendosa, metálica, enrejada. Rosalinda se siente prisionera, en ese corredor ventoso al que no llega la luz del día, acalambrada en un banco duro, a la espera desesperada de una decisión, decisión que convertirá su vida en la de otra persona, como si élla, Rosalinda viuda de González, nunca hubiera existido, ni Gualterio su joven y amado esposo, ni su casita en Houston, o su empleo en casa de Ms. Rossen, su sedán año ’96, su TV 29”, la lustradora, el lavavajilla ni el lavarropas automático, tampoco aquel nuevo empleo de Gualterio, que hace ocho meses atrás decidió tomar porque la paga era buena y les permitiría progresar y pagarle estudios a Johnathan.
Como si élla, Rosalinda viuda de González, hubiera soñado todo aquéllo, un sueño de hadas y zapatillas de cristal... pero qué hay de Johnathan? él es tan real, sí tanto, allí a su lado soñando con dibus de la Warner’s
... morenito guatemalteco, duérmete ya, duerme mi niño.
Un hombre corpulento y rubio, uniformado, se acerca a Rosalinda, le entrega una bolsa de papel con ruido a llaves, con ruido a llaves y a algo más... “that’s for you” – dice - mientras pega la vuelta.
A Rosalinda le tiemblan las manos, el ruido a papel le crispa más los nervios, más aún, caen en cascada sobre su falda un reloj pulsera sumergible, un llavero con una foto de Johnathan riendo y otra en brazos de su madre, una navaja de ésas suizas multiuso, un documento con la foto de Gualterio que acredita su ciudadanía “en trámite”, su entrada al gran país del norte hace cinco años, una salida hace 8 meses sin destino registrado, y un reingreso hace sólo dos días sellado por el Departamento de Migraciones, debajo, otro sello, de la Marina de los Estados Unidos de América. Más, una carta “... lamentamos comunicarle... Gualterio Enrique González... nacido el ... Guatemala... combatiente en Bagdad... bajo el mando de nuestro... con valor...” se le nubla la vista a Rosalinda, no puede seguir leyendo, sólo ve una firma... General en Jefe... la bandera norteamericana en el margen superior del papel que se arruga en sus manos.
Algo queda en el fondo de la bolsa de papel, bolsa de supermercado, un anillo de compromiso con unos números grabados “23-05-2001” y un “te amaré por siempre”, no hace ruido al rodar y queda atrapado bajo las patas de un inhospitalario banco de plástico en un corredor ventoso y oscuro de la Central de Migraciones.
Otra puerta se abre, esta vez al otro lado del corredor, una mujer afroamericana con ropa de fajina le hace señas para que la siga, ya, pronto, con todas sus pertenencias, su valija, el bolso de mano, los objetos sobre su falda...
... despierta mi niño, despierta ya...
La mujer afroamericana repite las señas, esta vez más enérgicas, impaciente, como si la tarea que le han encomendado sus superiores debiera realizarla sin demora alguna, como si se tratara de un asunto de vida o muerte, como si de éllo se tratara.
Rosalinda da pequeños pasos, su niño a medias dormido, a medias despierto, en sus brazos, más su bolso... su valija... no puede con élla... la bolsa de papel arrugada... rastros de una existencia...
“go on” presiona la afroamericana... la puerta metálica se cierra dándole la espalda a Rosalinda.
Rosalinda, viuda de González, es deportada a su país de origen, su Guatemala natal, por no tener los papeles migratorios en regla, por permanecer cinco años sin normalizar su situación de “en trámite”.
En su documento un sello fecha su entrada, y otro, en rojo, obliga su salida.
... morenito guatemalteco, despierta ya...